Bolígrafos

Sin título. Acuarela, tinta, bolígrafos, rotuladores y collage s/papel. Autor: Xabier Pérez

En la escuela, el pupitre -que era doble, es decir, que nos obligaba a sentarnos por parejitas- tenía sendos agujeros en el borde delantero que, andando el tiempo, supongo dejarían pensativo a más de uno. Claro; ¿para qué podría servir aquello? Aquello era justo el lugar en el que, cada día, en cuidadoso ritual, colocábamos el tintero.
Sí; los bolígrafos aún no corrían por las aulas, y, a fin de corregir con comodidad las faltas de ortografía, escribíamos pobre, con lapicero, como prisioneros en campo nazi, castigando duro al papel, la goma de borrar ("Milan") siempre al lado. Luego, pegado a cada agujero, había el rebaje para dejar el lápiz. Sólo cuando ya se manejaba algo la caligrafía (Cuadernos "Rubio") recurríamos a pluma, plumín y tinta. (la benevolencia nazi no llegaría, al parecer, hasta la tinta)

Hoy, afortunadamente, disponemos de bolígrafos de colores. Eso sí: a veces, la mesa queda reducida a un miserable reposabrazos musculado con pinta de bocadillo de cómic, no mucho mayor que un folio. Así que si por ventura encuentras donde colocar el bolígrafo, éste busca el suelo como a la desesperada, y tú, en el acto reflejo de recogerlo, te hundes el bocadillo en las costillas (ya sé que esto suena un poco raro) Pero bueno, al menos disponemos de bolígrafos. De colores.